[Minicuento. Texto completo.]
Adolfo Bioy Casares
| Algunos al héroe lo llaman holgazán. Él se reserva, en efecto, para altas y 
temerarias empresas. Llegará a las islas felices y cortará las manzanas de oro, 
encontrará el Santo Grial y del brazo que emerge de las tranquilas aguas del 
lago arrebatará la espada del rey Arturo. A estos sueños los interrumpe el vuelo 
de una reina. El héroe sabe que tal aparición no le ofrece una gloriosa aventura, 
ni siquiera una mera aventura -desdeña la acepción francesa del término- pero 
tampoco ignora que los héroes no eluden entreveros que acaban en la victoria y 
en la muerte. Porque no se parece a nuestros héroes criollos, no sobrevive para 
contar la anécdota. ¿Quiénes la cuentan? Los sobrevivientes, los rivales que él 
venció. Naturalmente, le guardan inquina y se vengan llamándolo zángano. 
 
FIN 
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Guirnalda con amores, 
1959 
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